Es la imagen que nunca deberíamos haber visto. No porque no debía haber salido a la luz, como se ha llegado a decir, sino porque nunca debía haber sucedido.
Que impacta, nadie puede discutirlo. Que si tienes un mínimo de alma y de corazón te remueve por dentro, también. Lo que transmite es indescriptible. Sensaciones encontradas de dolor, tristeza, indignación…
Sí, indignación. ¿De verdad había esperar a que este pequeño muriera, a que la fotógrafa turca que decidió apretar el botón para denunciar este hecho capturara la instantánea, para que la comunidad internacional haga algo? ¿De verdad esto no puede evitarse?
Lo que ha vivido la familia de este pequeño es un verdadero drama, pero hay más. Son miles las personas que se juegan la vida cada día huyendo del horror y tratando de sobrevivir. Y en su camino no encuentran la ayuda esperada, encuentran el desdén, el rechazo e incluso el engaño. Sí, porque en medio de este drama, hay quien ha visto la forma de hacer negocio… las mafias.
Los refugiados que se subieron al “tren de la vergüenza” fueron engañados, víctimas de ellas. Pagaron un billete para acabar en un campo de refugiados. La falta de conciencia de los que trafican con vidas no debería permitirse. Piden ya 800 euros por cruzarles desde Budapest hacia Munich. Sin palabras.
El padre de Aylan pagó a una de estas mafias para llevar a su familia a Canadá. Habían pedido asilo político allí pero se les denegó. Aún así se embarcaron en una aventura para intentar llegar. Ahora, paradojas de la vida, Canadá concede el asilo político al padre del pequeño, que ya no lo quiere. Sólo piensa en volver a su país y descansar al lado de las tumbas de la familia a la que perdió intentando salvar.
Y, aunque desgraciadamente la situación apunta a que seguiremos viendo más imágenes del drama, esperemos que al menos esta desgarradora instantánea que ya todos tenemos grabada en nuestra conciencia, la muerte del pequeño Aylan, la de su hermano y la de su madre, hayan servido para movilizar algo que debería haberse movido hace mucho tiempo: la compasión, la humanidad, la ayuda hacia aquellos que hace poco lo tenían todo y ahora no tienen siquiera, la seguridad de que van a poder salir adelante.