La vida decide quién se cruza en tu camino. En mi caso ha decidido ponerme delante un espacio lleno de vitalidad en plena sierra de Madrid. Se trata de la Residencia y Centro de Día Los Llanos Vital.
Lo que hace de este espacio algo especial es la gente a la que alberga: sus residentes, los usuarios del Centro de Día, las personas que se ocupan de sus cuidados y, en especial dos de ellas: su directora y su trabajadora social. Esther y Ana son las culpables de la sonrisa que se dibuja en las caras de la gente que les rodea porque han decidido llevar el concepto vital al extremo: sus mayores siempre están activos y el personal que les cuida no son sólo trabajadores, forman parte de una gran familia, la familia de Los Llanos Vital.
Esa inquietud les lleva a organizar, entre muchas otras, una actividad cuya protagonista indiscutible es la radio. Y la que aquí os habla tuvo la oportunidad de compartir un programa con ellos, el primero de la tercera temporada, dedicado al mundo de la cocina. Las mayores y jóvenes que participaron en el programa (porque ésta, como otras de las que llevan a cabo, es una actividad intergeneracional) nos introdujeron en el mundo culinario desde sus propios puntos de vista.
Empezaron con una entrevista al jefe de cocina de Restaurante El Pesca, Jesús Gómez, que durante unos minutos dejó sus fogones para someterse a las preguntas de las participantes.
Unas intrépidas reporteras nos acercaron a los fogones de la Residencia de Los Llanos Vital y del Colegio Orvalle para contarnos su funcionamiento. Un grupo de 4 expertas debatieron sobre las ventajas e inconvenientes de la comida ecológica y la protagonista de la actividad, la Radio, se llevó un homenaje por la celebración del día Mundial de la Radio.
El resultado de todo este esfuerzo lo podéis escuchar aquí:
¿Pero cómo se les ocurre realizar esta actividad?
Y es que para Los Llanos Vital la radio es muy importante, porque además de ser una actividad con la que los mayores disfrutan, se convierte en un medio que fomenta las relaciones intergeneracionales entre sus participantes ya que preparan estos programas trabajando juntas.
Compartir momentos como este con los mayores de la Residencia y Centro de día Los Llanos Vital hace que el recuerdo de mis abuelos, que ya no están, permanezca aún más vivo en mi memoria. Son vitales, están llenos de energía, se apuntan a toda actividad que se cruza en su camino. Porque Esther y Ana tienen un empeño personal: romper paradigmas y conseguir que los mayores no se queden aislados sino que se sientan útiles y parte de nuestra sociedad. Haberlas conocido es uno de esos regalos que, de vez en cuando, te hace la vida.